jueves, 8 de abril de 2021

Correo 47

 Estimado Sr. Presidente:

Antes de cualquier otra cuestión, me gustaría que me contara qué opina del incremento de contagios de ayer (1.717), y de las 38 vidas de andaluces y andaluzas que se perdieron. ¿Cuánto tiempo hace que no tenemos unas cifras tan alarmantes?¿Cuánto cree usted que ha influido la falta de medidas preventivas para evitar aglomeraciones y la incentivación de la vida social y comercial?¿Cuál  es su previsión de incremento relacionado con la Semana Santa?.

Me da la sensación de que prefieren silenciar esta realidad, que la dan por inevitable y que andan buscando culpables y “chivos expiatorios”, o levantando “cortinas de humo” para no remangarse ni asumir responsabilidad alguna. Y, en esta ocasión, quiero ponerlo en el mismo saco que el Presidente del Gobierno que, desde mi humilde opinión, en los últimos días,  se ha apuntado a su misma estrategia: vender humo con el milagro del proceso de vacunación, en vez de anunciar un plan estatal para evitar la cuarta ola, como único camino cierto para controlar la pandemia. Lo que no ha medido bien es que ustedes le ganan, con creces, en este juego.

Ahora me gustaría informarle de mi experiencia de los últimos días: sigo con mi lenta recuperación y el pasado lunes recibí una llamada de mi centro de salud para darme cita para vacunarme, sorprendiéndome porque aún no me toca por la edad y, sobre todo, porque aún estoy convaleciente de mi contagio que fue hace 2 meses y medio. Cuando se lo digo a la persona que me llamó (que no tenía constancia de mi situación), con buen criterio, me indicó que pidiera cita con mi médica, para valorar si era conveniente la vacunación o no. Y aquí comienza una vez más el calvario de Salud Responde (o no): para obtener cita -solo telefónica-, tengo que intentarlo en muchas ocasiones ya que me responde que no hay citas en los próximos 14 días, hasta que, por fín, consigo una hora “entre las 18,35 y 20,35” del día 7. Pacientemente espero toda la tarde y, cerca de las 21,00 recibo la llamada de mi doctora, disculpándose porque ha tenido una tarde horrible en la consulta y que lo hace desde su casa. Tras comentarle mi lenta evolución le digo el motivo de mi consulta y me dice que no entiende porqué me han citado para la vacunación, ya que no estoy en los tramos de edad previstos y, sobre todo, por mi situación de contagio reciente y convalecencia. 

En este caso, me gustaría hacer un agradecimiento personal a mi doctora que, después de pasar un día agotador en su consulta, me llama desde su casa y en su tiempo de descanso. Creo que es un ejemplo de profesionalidad y de compromiso ético que no se corresponde con los medios que cuenta para atender dignamente a sus pacientes. Esta experiencia me permite plantearle a usted varias cuestiones: 

¿Qué está pasando en la gestión de la atención primaria, para que no haya coordinación entre el seguimiento médico y la campaña de vacunación?. No se da cuenta de que hay una pérdida de tiempo y de energías inútiles.

¿Qué pasará (o está pasando), cuando se acumulen en los centros de salud la atención y seguimiento ordinario de pacientes, la avalancha de contagios, el intento de rastreos y la campaña de vacunación?. Eso sí, con los mismos medios precarios.

¿Cuántas veces cambian los protocolos de actuación, que vuelven locos a quienes tienen que aplicar y desorientan a los y las pacientes?. Seguramente las que a ustedes les convengan, con tal de poner parches en el desmadre que tienen sin que tengan previsto los refuerzos necesarios.  

En fin, estimado Presidente, ustedes se conforman con mantener las actuales medidas contra el Covid-19, justificado porque “la tendencia al alza en la incidencia de la enfermedad no recomienda rebajar las medidas actuales. Sigamos cumpliendo con las medidas”. Pero ¡por favor!, no se da cuenta de que no han funcionado de aquí para atrás, que no han sido eficaces. ¿Y sabe por qué?:

  • Porque son contradictorias y desorientan a la mayoría de la población. Por eso reciben presiones y el cabreo de muchos sectores afectados.

  • Porque ustedes practican lo contrario de lo que exigen a la ciudadanía.  Por eso no son creíbles y la población se siente motivada a incumplirlas.

  • Porque no es suficiente establecer reglas generales y no implementar medidas preventivas que garanticen su efectividad. Y me refiero a las que obsesiva y reiteradamente he venido proponiéndoles (pero ni puto caso): evitar, limitar y ordenar la aglomeraciones en los espacios públicos conocidos; mejorar la calidad de aire en los espacios cerrados o reforzar adecuadamente la atención primaria como primer muro de contención de la cuarta ola.

Me temo que seguirán haciendo lo mismo. Cada día estoy más convencido de que están totalmente infectados del “sociópata virus”, en todas sus variantes, y que necesitan que la población se contagie cuanto más mejor. Las vidas y la salud no les importan.

Atentamente, un ciudadano andaluz.


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